El Atlético aumenta su crédito poco a poco. Los rojiblancos se hicieron con tres puntos importantísimos para seguir creciendo en un partido discreto. Así se hacen grandes los equipos. Antaño este encuentro se hubiera resuelto con una épica remontada del Getafe, pero los rojiblancos han añadido la suerte de los campeones a su repertorio de virtudes. Ni siquiera necesitaron que Agüero apareciese mucho para conquistar su primer triunfo a domicilio en la Liga BBVA. Les bastó la pegada y la fortuna que otras veces les volvía la espalda.De todas formas, el Getafe regaló media parte. Quizás porque regresaba de una lesión o quizás por eso de dar confianza a los fichajes, Víctor apostó por Guerrón de inicio dejando en el banquillo a Granero. Mala decisión. El ecuatoriano, muy fogoso en calentamientos y entrenamientos, resultó una bendición para Pernía, que pasó unos primeros cuarenta y cinco minutos muy plácidos. Todo lo contrario de lo que le ocurriría en la segunda mitad.Con el Getafe menos lanzado de lo que se esperaban, los de Aguirre se atrevieron a mirar hacia adelante y dar un paso al frente. Sin embargo, Maniche, en un encontronazo, quedó pronto fuera de combate y los atléticos echaron de menos a su indultado timón. La fuerza y el empuje que Nuno imprime al juego atlético es clave para este conjunto, pero al menos en la primera mitad los de Aguirre no lo notaron. Sobre todo porque a la media hora, después de un intento de Luis García y la respuesta de Cortés, los rojiblancos se adelantaron.Ujfalusi, que firmó otro gran partido, salió con el balón controlado y desde su campo cruzó un balón largo al vértice derecho del área donde Sinama controló, desbordó a Licht y cruzó por debajo de las piernas de Jacobo. El francés firmaba su cuarto tanto en la Liga BBVA y provocaba el delirio en las gradas ocupadas por los atléticos. A partir de ahí Raúl García y Paulo Assunçao se hicieron dueños del centro del campo y el partido fue un paseo hasta el descanso. Tan sólo un cabezazo tímido de Manu del Moral rozando el palo rompió una monotonía que le convenía al Atlético.
Reacción getafenseVíctor comprobó que así era imposible y dio entrada a Granero en lugar de un desafortunado Guerrón. El panorama cambió radicalmente. También ayudó el Atlético, que se echó atrás y se olvidó que el ataque es la mejor defensa. Con Simao y Agüero desaparecidos, los rojiblancos se prepararon para sufrir pertrechados en su área.Pese al dominio local, tampoco los delanteros azulones generaron muchas ocasiones. La buena colocación de los centrales y el doble pivote atléticos evitaban sus llegadas con claridad. Y cuando les superaban ahí estaba Leo Franco para evitar males mayores. Como en el zurdazo de Casquero que el argentino desvió espectacularmente.Sin embargo, la banda de Pernía no estuvo al mismo nivel que el resto de compañeros de la zaga y en un córner que regaló el lateral llegó el empate. Granero puso un balón medido a Albín que cabeceó por encima de Leo Franco. El Coliseum se vino abajo y cinco minutos después el delirio pudo ser absoluto. Assunçao perdió un balón absurso y Uche se plantó ante el meta rojiblanco, sólo la rápida reacción de los centrales y la lentitud del delantero impidieron la remontada.Y, prueba del estado de gracia rojiblanco, tres minutos después, el Atlético se volvió a adelantar. Agüero, en uno de los pocos balones que tocó, metió una gran asistencia a la espalda de los centrales, Maxi puso un balón de gol y Cortés, en su intento de evitar el gol de Sinama, metió el balón en su meta. El golpe para el Getafe fue definitivo y hasta Maxi pudo ampliar el marcador, pero no habría sido justo. Como puede que no lo fuera el triunfo rojiblanco, pero al final los objetivos grandes se logran también con triunfos poco brillantes.
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