El Real Madrid es un equipo enfermo que volvió a empeorar en Getafe tras experimentar una leve mejoría en la última semana. El equipo que dirige Bernd Schuster encajó una derrota muy dolorosa por 3-1 en el Coliseum Alfonso Pérez que le deja en una situación delicada en el campo base de la Liga BBVA, a una semana de iniciar la escalada a la montaña del campeonato. Antes de ponerse a pensar en lo que vendría, los blancos debían haber comparecido en casa de su vecino del sur. Ni siquiera la cita con su 'prima' les animó a llevar flores.Schuster conocía la dirección porque vivió allí tiempos felices, nada que ver con el calvario que está pasando en la zona noble de la Castellana, pero sus hombres estaban preguntando dónde se jugaba el partido cuando encajaron el primer tanto. Habían pasado sólo dos minutos y quince segundos, tiempo suficiente para empezar a echar un encuentro por la borda.Gavilán se fue por la izquierda de una caricatura de Sergio Ramos y centró para la llegada de Albín, que remató de cabeza el primero de la noche.El uruguayo completó el partido con el que había soñado Soldado, que buscaba un desagravio ante el técnico que nunca confió en él. El Madrid entró al partido despistado, tal y como se pudo comprobar en una jugada en la que fallaron Pepe y Casillas antes de que Granero cayese en el área tras un agarrón del meta blanco. Primera polémica a los cinco minutos que se iba al limbo, donde también fue a parar en el 14' una gran ocasión para empatar que desaprovechó Raúl con un remate centrado con el Pato batido en el 95% de los casos.
Otros tres caídos en combateA perro flaco todo se le vuelven pulgas, y el Madrid anda esquelético. Al cuarto de hora caía en combate Wesley Sneijder, un nuevo nombre para un parte de bajas que va camino de récord. Al holandés le sustituyó su compatriota Van der Vaart, que no se lesiona nunca pero que tampoco juega nada. Su aportación fue tan intrascendente como la de un recogepelotas. Mientras el Madrid deambulaba por el campo se produjo el segundo percance de la noche en el lateral derecho. El tuerto que ha mirado al Madrid se fijó en Miguel Torres, que dejó lesionado su lugar a Michel Salgado. Al final del partido se descubrió que también Pepe estaba herido. El programa de prevención de lesiones del laboratorio de Walter di Salvo debe estar estropeado, como el fútbol del Real Madrid.Pese a todo, Gago estuvo a punto de empatar con un remate de volea antes de que Pérez Burrull no viese el penalti más claro de la temporada tras una entrada de Sergio Ramos a Soldado cuando encaraba a Casillas. La 'mano negra' denunciada por Mijatovic se convirtió en bula arbitral para fortuna del Real Madrid, que se podía haber marchado de Getafe con un saco de goles de no haberlo impedido la lamentable actuación del colegiado aragonés.Lo que no pudo evitar el Real Madrid fue que el 2-0 subiese al marcador nada más comenzar la segunda parte. Albín copió lo que había conseguido en la primera mitad y volvió a marcar en el minuto dos de la reanudación tras culminar personalmente una contra en la que falló la zaga blanca y Casillas, que vio como el balón le superaba por el primer palo. El Madrid necesita milagros pero Casillas ya no se los puede suministrar.
Pudo ser peor para los blancosComo un animal herido, el Real Madrid marcó el gol que por orgullo se le presume en cada partido tras un robo de balón de Guti que finalizó de manera exquisita Saviola con un remate a la escuadra. El conejo salió de la chistera pero no tiene la magia de Van Nistelrooy para convertir en gol todo lo que toca. El gol de Saviola fue un espejismo. El Real Madrid siguió atrancado mientras que el Getafe buscaba el tercero. Casi lo logra Polanski, que se topó con el palo en un remate lejano. Víctor vio que el Madrid se había abierto la camisa dispuesto a morir en el intento y sacó a Uche con la idea de hacerle la autopsia a los blancos. Decisión acertada del técnico azulón, que ha salido con la cabeza alta cuando se la querían cortar.Con el Madrid desquiciado llegó el 3-1 de Uche en otra contra dirigida por Albín, el hombre del partido. Quedaban siete minutos y el Madrid se rindió. La amenaza de cierre por derribo fue patente, pero Pérez Burrull y Uche no quisieron agravar el sufrimiento de los blancos, un enfermo con síntomas nada esperanzadores. Ramón Calderón tiene que tomar la decisión de operar o rezar para que se produzca una recuperación milagrosa. El Madrid tenía prima pero le faltaba la materia.
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