El fútbol no entiende de sentimientos ni de nada por el estilo. Se aleja de la lógica cuando le apetece y cambia de rumbo. El Madrigal fue escenario de un capítulo esquizofrénico, de la historia de un equipo que rozó la perfección en la primera parte, que ganaba 0-3 al descanso y que acabó dando las gracias por el empate. Era el Getafe. El otro protagonista, el Villarreal, se fue a casa con otra sensación. Fue capaz de igualar el choque y se quedó a las puertas de una remontada con tintes épicos. El tembleque final del 'Geta' se notaba desde el otro confín. Intentaremos explicar una película alucinógena, la película del Getafe, un equipo que fue perfecto en el primer asalto. El manual azulón se instaló en el verde castellonense y se fue a vestuarios, en el intermedio, ganando 0-3 y con una superioridad aplastante. Contragolpeando al milímetro, los de Víctor barrieron a un Villarreal que pasaba por su momento de transición. Le pasó con el Valladolid hace un par de semanas y le pasó con el Getafe. Se va de los partidos, agujerea su defensa y Diego López se lleva los golpes. Después, la película fue otra. El bueno era el malo, el malvado el agradable y la historia dio un giro radical. La culpa la tuvieron los dos, el Villarreal y el Getafe. Los locales no entendieron de rendición, siempre creyeron en el imposible y rozaron la machada. El 'Geta' salió asustado del túnel de vestuarios, temblando. Le miraron a la cara y olvidó todas sus virtudes. Se equivocó y pudo dar gracias al destino de llevarse un punto a su casa.
Dos mundos antagónicos Regresamos a la otra historia, a la de la primera mitad, antagónica. El Getafe se lució. Inabordable en defensa, lo bordó con espacios, saliendo la contra. Jugando de primeras, fácil, y fusilando arriba. Casquero se convirtió en el dueño y señor del asalto. El garfio del 'El Pirata' cogió al Villarreal del cuello. El madrileño recogió un balón que peinó Albín por las alturas, lo amasó en su pecho y lo dirigió a las redes con un derechazo que se coló por la escuadra.El segundo no llegó mucho después. Gavilán, preciso, puso el 0-2 con un zurdazo de primeras en el que tampoco pudo hacer nada Diego López. El Villarreal recibió las bofetadas y se desquició. No encontraba los huecos esperados y tenía pánico con unas contras azulonas que dejaron más daños. Casquero agrandó la herida viendo puerta después de tiempo sin afilar su espada.
Un freno a la hazaña Y llegó el descanso, el ocaso para el equipo que ganaba 0-3, la luz para el derrotado. Mario se quedó en la caseta por lesión, lo que le pasó a Javi Venta antes del descanso. Marcó Pires en el 55' y el Getafe se temió lo peor, con razón. El Villarreal fue creyendo en la épica hasta tal punto, que la rozó. Eguren hizo el 2-3 en el 83', Rossi empató en el 86' y al 'Geta' se le hizo eterno lo poco que quedaba de partido y su prolongación.Respiraron los de Víctor con el pitido final, el freno con el que se topó la remontada del Villarreal, cimentada en la insistencia. Cosas del fútbol, un deporte inexplicable.
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